Poca gente para tanto arte

Llegamos a la Plaza del Ayuntamiento de Los Alcázares cuando los murcianos Radiola, encargados de romper el hielo, ya están en el escenario. Son las 22:45h y hay apenas 30 personas repartidas por toda la plaza. Su pop-rock alternativo parece no llamar demasiado la atención, quizás la hora o la edad de los asistentes no acompañe. El grupo murciano, que no suena nada mal, presenta su repertorio y abandona el escenario, dejando paso a los siguientes.

Poco conocidos para algunos y habituales compañeros de viaje de otros, Cyan, suben al escenario con algunas personas más en la plaza –no tantas como el grupo merece-. Con su segundo disco “Historias para no romperse” consiguen, poco a poco, ir enganchando al público. Algunos disfrutan cantando sus canciones mientras otros van descubriendo poco a poco al grupo catalán. Y tanto a unos como a otros, consiguen enamorar con su puesta en escena, una puesta en escena que más allá de los medios técnicos impresiona por la capacidad de transmitir la pasión que estos señores tienen por la música. Todo está cuidado al detalle: un perfecto equilibrio entre la gran voz de su cantante y el ritmo de los instrumentos. Todo un acierto. Los catalanes agotan su tiempo de actuación y dejan el escenario murciano con el aplauso del escaso público asistente.

Y, de repente, algo pasa. Efectivamente, es el turno de Varry Brava que, tras solucionar un problema con los teclados, suben al escenario para dar un giro de 180º a la noche. Con su estilo inconfundible llenan el escenario y, ahora sí, también la Plaza del Ayuntamiento. Con “No puedes” –ellos sí que pueden- comienza el despliegue de energía y espontaneidad.  El público se empapa del descaro para convertirse en uno más del grupo. Cantan. Bailan. Disfrutan. Y es lo que pretenden los “alicantino-murcianos”, hacer vibrar al público con sus ritmos modernos, desenfadados y llenos de fuerza. El concierto continúa y cada vez son más los que se apuntan a la fiesta de los cinco. Y, a pesar de la negativa del público, que quería seguir deleitándose con ellos, el grupo da por finalizado el concierto con su habitual “Radioactivo”. Potencia. Carisma. Estos chicos tienen algo.

Es el turno de Pol 3.14. El madrileño que alcanzase la fama gracias a su participación en Los Hombres de Paco, también tiene su público. Con la ayuda de un bajo, una guitarra, una batería y su voz, el cantante es el encargado de cerrar la noche. Sus letras cargadas emocionalmente y su música, ayudan a crear una atmósfera nostálgica y auténtica.  Y, como acostumbra a hacer en sus conciertos, deja una reflexión al público con la que os dejamos a vosotros:

“Haced lo que tengáis que hacer. Pero no perdáis el tiempo”.

@elbackstageblog

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