Vetusta Morla o los modernos Prometeos (crónica de su paso por Madrid)


“Fuego… alguien olvidó que el fuego lo guardo yo”, esta es la frase que me ha inspirado para hacer una (¿peregrina?) comparación entre la celebérrima novela de Mary W. Shelley. Frankenstein o el moderno Prometeo y estos “seis maromos” (parafraseándoles) de Tres Cantos que, al igual que Víctor Frankenstein, han conseguido crear un monstruo que es confluencia de muchas cosas, en el caso del personaje de ficción, de muchos cuerpos, en el caso de Vetusta Morla una fascinante alineación de astros en donde el trabajo constante, el talento, la inteligencia, la tenacidad, y, por qué no decirlo, el momento propicio para la música en directo en España, han confluido en una masiva convocatoria que, como bien cuentan muchos medios, ha sido un punto de inflexión en su carrera y, por extensión, en la industria de la música española.


Dejando clara su consciencia de que este concierto (no puedo dejar de recordar que vendieron 38.000 entradas…) iba a ser una piedra angular en su carrera, sin olvidarse de su pasado, ‘Mismo sitio, distinto lugar’ fue elegida como la canción inaugural de esta noche asombrosa. No creo que fuera casual que la siguiente canción fuese ‘Deséame suerte’, estos chicos ya nos han demostrado que no dan puntada sin hilo. Mismo sitio, distinto lugar sonó por completo en esta noche en donde ’23J’, como era de esperar, sonó mucho más mágica de lo habitual (es lo que tienen las sinergias y la unión de muchos elementos emotivos en el mismo espacio/tiempo).

La primera canción  que tocaron de La deriva fue ‘Golpe maestro’ y, de nuevo, sospecho que hay una intención ulterior y que el setlist contiene un mensaje oculto, como el nombre de Fernando de Rojas en La Celestina, o los escritos camuflados de El nombre de la rosa (Il nome della rosa, Umberto Eco, 1981), solo necesitamos el zumo de limón y la llama adecuada para desvelarlo y reconocerlo.

‘Maldita dulzura’ fue la seleccionada para recordarnos Mapas. Los envidiosos dirán que este éxito de Vetusta Morla tiene mucho que agradecer a esa “versión” que se hizo de ella en Operación Triunfo, los fieles seguidores negaremos eso con ahínco. A esta le siguió una de mis favoritas, ‘Cuarteles de invierno’, con toda su intensidad y lirismo… esperemos que jamás deseen volver a sus cuarteles de invierno por miedo a enfrentar ese gigante que se les viene encima como banda.

Un día en el mundo no podía faltar, y recordar ‘Copenhague’ era de obligado cumplimiento.

Hubo tiempo para que Pucho, siempre comprometido con la justicia social, recordara los problemas de migración que estamos sufriendo y, sobre todo, los problemas de (in) justicia tan despiadada, terminando por recordar algo que resulta muy básico, pero en la práctica parece que no tanto: SOLO SÍ, ES SÍ.

Vetusta Morla-Caja Mágica-Foto: Aída Cordero

Hubo tiempo para que Pucho, siempre comprometido con la justicia social, recordara los problemas de migración que estamos sufriendo (no creamos que podemos librarnos de hechos indeseables que provoquen que tengamos que coger un petate ligero y largarnos de nuestras casas, no seamos tan arrogantes de pensar que estamos libres de eso, y que puede ocurrirnos) y, sobre todo, los problemas de (in) justicia tan despiadada, terminando por recordar algo que resulta muy básico, pero en la práctica parece que no tanto: SOLO SÍ, ES SÍ.

Recuerdo cómo en la gira anterior comenzaban con ‘La deriva’ mientras un telón caía tras ellos, en el escenario, ese inicio tan épico ha desaparecido, sin embargo ha sido sustituido por unos audiovisuales (obra de Beatriz Aróstegui) que adjetivan y refuerzan de manera excelsa las canciones de Vetusta Morla.

Para ‘Mapas’, Pucho decidió elaborar el suyo propio a base de recorrer él mismo el recinto, saludando a los fans y dándose un merecido baño de multitudes.

La parte más canalla, sin duda, fue la interpretación de ‘Te lo digo a ti’

Vetusta Morla-Caja Mágica-Foto: Aída Cordero

La parte más canalla, sin duda, fue la interpretación de ‘Te lo digo a ti’, en donde el surrealismo que emana del videoclip de Nacho Vigalondo contagió el escenario, y David Broncano, con una cabeza de cerdo, sostenía un largo brazo con una mano y un índice apuntador. Hasta Pucho se apuntó al vacile y se calzó una ostentosa peluca rubia. Hay que hacer una especial mención al trabajo del vocalista, que va mucho más allá de ser un simple cantante. Además de cantar, interpreta y transmite con su cuerpo aquello que no dicen las palabras, un gigante en el escenario.

Con ‘Fiesta mayor’ hacían el primer amago de finalización, pero todos sabíamos que se trata del institucionalizado paripé para que grites sus nombres y que vuelvan a escena. El ‘Consejo de sabios’ retomó las tablas y tras un dilatado, pero merecido, discurso de agradecimiento (a todos los equipos del equipo que hicieron posible esta hazaña) el jolgorio estalló de nuevo con la percusión de ‘El hombre del saco’ para finalizar con la emocionantísima ‘Los días raros’, colofón perfecto lleno de intensidad y fuerza.

Menos mal que tienen Mapas para no perder el rumbo a La Deriva, durante Un día en el Mundo, manteniéndose en el Mismo sitio, pero en distinto lugar.

Vetusta Morla-Caja Mágica-Foto: Aída Cordero

Casi casi fue un ritual pagano, Vetusta Morla saltaron las hogueras de las grandes multinacionales para demostrar que, a veces, se dan las condiciones óptimas para que un grupo sin gran apoyo mediático por parte de la prensa mayoritaria de su Pequeño salto mortal (qué ojo visionario tuvieron para elegir el nombre de su sello discográfico) para convertirse en la (¿posible?) banda de habla hispana más importante en la actualidad, capaz de congregar tal cantidad de gente y de derrochar un espectáculo coherente, entretenido, compacto, con un sonido envidiable y con gran persistencia en la memoria de los presentes. Menos mal que tienen Mapas para no perder el rumbo a La Deriva, durante Un día en el Mundo, manteniéndose en el Mismo sitio, pero en distinto lugar.

Le doy a la pluma y al disparador. Melómana sin ninguna idea de música. Cinéfila en mis ratos libres. También cocino. No me tomo en serio ni yo.
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