No fue un sueño.


Nada de sueños. Todo lo que los murcianos SECOND tocan, lo hacen realidad. En este caso, soñaron con grabar un disco en directo y… ¡tachán!. El lugar elegido para la ocasión, el Teatro Circo de Murcia. Un lugar donde, con poco, se crea un ambiente perfecto.

Tras meses de preparación, ensayos, nervios y, sobre todo, mucha ilusión, había llegado el momento. El cartel de Sold-out colgaba ya desde hacía días en las taquillas del teatro y ahora, era un hecho. Las butacas se llenaban poco a poco e iban dejando ver algunas -bastantes- caras conocidas.

A las 22h aproximadamente, comenzaban a sonar los primeros acordes. Vellos de punta y el público entregado. “Será una gran noche”, sentíamos todos por dentro. El concierto se dividió en cuatro bloques compuestos de seis temas cada uno -dos bloques eléctricos divididos por un acústico y, finalmente, los bises-.

“Mañana es domingo” era la encargada de romper el hielo -si es que lo había-. Escondidos tras unas sombras, se subían al escenario dispuestos a hacer de la noche del 16 de diciembre, una fecha para recordar. Con “Demasiado soñadores” el público se animaba a ponerse en pie y disfrutar del concierto. “Muérdeme” traía sorpresa. Sean Frutos, el líder de la banda, llamaba al escenario a una pequeña representación de la Orquesta Sinfónica de Murcia y subían al escenario un cuarteto de cuerda, una trompeta, una trompa y un clarinete. Y con ellos, “Muérdeme” sonaba mejor que nunca. De “Demasiado soñadores” -álbum- nos íbamos ahora a disfrutar de “Nuevos secretos”, dentro del álbum “Fracciones de un segundo”. Y, después, viajábamos atrás en el tiempo hasta llegar a “TV. Programs” en la que también participaba la orquesta. Poco a poco, nos acercábamos al final del primer bloque eléctrico y con “Behind the pose” y la participación de Jam Albarracín al bajo se completaban los primeros seis temas. Variados seis temas que dejaban ver la transformación del grupo a lo largo de los años. Y es que, en el concierto habría para todos los gustos, para los que eran más de Second en inglés y para los que les gusta más el estilo actual.

 Un par de alfombras, unas sillas y algunas lámparas anunciaban que era el turno del formato acústico. “A las 10” abría este nuevo bloque, un tema que sonaba muy diferente, pero que convenció. En “Fortune day” -uno de los cortes más completos de Invisible- la orquesta terminaba de enamorar al público y el cuarteto de cuerda cerraba el tema con un increíble sonido -que bien podría haber durado unos minutos más-. Además, en este tema y en “Más suerte” subía al escenario una nueva colaboración. En este caso, era Juan A. Ross quien, pandereta en mano, ayudaba a crear las melodías más cuidadas. Volvíamos al último álbum con “Aquella fotografía”. Esta vez, la particular voz de Sean asumía todo el protagonismo mientras, la música se convertía en su perfecta compañera de viaje. En “Horas de humo”, Ross volvía al escenario para, esta vez, sentarse al piano. Sin duda, las colaboraciones hicieron que el del Teatro Circo se convirtiese en uno de los mejores conciertos del grupo -si no el que más-. “Whisper it” era el último tema de este bloque que acababa con Juan A. Ross a la guitarra acústica y Javi Vox al banjo. Menudo sonido.

 “Este disco es de todos” decía Frutos al volver al escenario y agradecía la asistencia a un público entregado al que regalaban un “Rincón exquisito” como nunca lo habíamos escuchado, con la colaboración de la Orquesta que cosía las taras -si las había- de cualquier canción. Al parecer Juan A. Ross le había pillado el gusto a lo de subirse al escenario y volvía en “N.A.D.A” para hacer sonar el timbal y en “El eterno aspirante” a los mandos del teclado. En este continuo ir y venir de repaso a sus diferentes álbumes aparecía “Sometimes” de su álbum “Pose”(2003). El público reconocía los primeros acordes de “Psicopático”, se ponía en pie y se animaba a ayudar con algunos coros. Y con “Watching the moon” finalizaba este tercer y penúltimo bloque.

 Con “Different levels” y “17” comenzaban este último bloque. Y, poco a poco, un sentimiento se iba extendiendo por el teatro. La mágica noche estaba a punto de terminar y nadie quería que eso ocurriese. Todos disfrutaban. Público, músicos, productores, técnicos. Todos. Pero esta nostalgia se disolvía con la llegada de “Autodestructivos”. Una oda a la vida, una llamada al carpe diem. Y así fue. El público captaba la esencia de este tema y se ponía en pie para aprovechar la recta final del concierto. Y unos potentes “Invisible” y “Rodamos” completaban, ahora sí, el concierto.

Y llegaba el final de la gran noche. Porque, sin duda, es lo que fue. Sentimientos a flor de piel. Energía. Lágrimas. Emoción. Y, sobre todo, lo mejor de Second. Que están pasando por su mejor momento profesional, nadie lo duda. Y parece que era, ahora, el momento perfecto para llevar a cabo este proyecto. Su sencillez les hace grandes. Su música les diferencia. Y la voz de Sean, los completa. Ellos son Second.

Más fotografías:

Diego Garnés

Marta Caparrós

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