Ritmo, acrobacias y más

Ha llegado el día. El Teatro Circo de Murcia abre sus puertas 25 años después de su cierre y la obra elegida para ello está a punto de ser representada. “Circumstáncies” de la Compañía Ateneu Popular 9 Barris, se presenta como la apuesta para el evento.

Se llenaba poco a poco.

El público espera fuera. Algunos rezagados compran las últimas entradas alarmados por el barullo que se ha organizado en el recibidor. La gente entra, habla entre sí y comenta sus expectativas. Los nervios están a flor de piel y se transmiten de butaca en butaca. Son las 20:17. Casi veinte minutos de retraso. Tramoyistas y técnicos ponen a punto escenario, luces y sonido.

La luz general baja su intensidad dejando paso a unos tímidos focos blancos. El murmullo que antes reinaba en la sala desaparece de repente.

Alguien se pasea por el escenario. Se encienden los micrófonos. Fuera luces generales; cañones, recortes y demás despliegue lumínico aparecen.

Un momento de la obra.

Son las 20:22. Empieza el espectáculo, mucha mierda. Paulatinamente, el escenario se llena de personajes. Cuatro hombres se miran, juegan entre ellos y con el público, todo ello al ritmo de una música basada en la percusión. La complicidad con los espectadores y la destreza física son las cualidades que destacan del espectáculo. El público responde a los actores, con tímidas palmadas al principio; y desatadas carcajadas y aplausos, después. Dos cajas, dos colchonetas, una puerta, una tabla, una barra y un banco. Una escenografía sencilla en apariencia pero convertida en una importante coprotagonista, que junto con los juegos de luces y la técnica citada hacen de “Circumstáncies” un espectáculo rítimico, divertido y enérgico. Piruetas. Ritmo. Acrobacias. Baile. Elegancia. Juego. Son la esencia de esta primera pieza representada sobre el escenario del Teatro Circo de Murcia. La espera ha merecido la pena. El TCM ya está aquí.

@elbackstageblog

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